lunes, 7 de julio de 2014

Álvaro y Rafa Nadal.

Tengo un hijo con una pasión y un don: la música.

Desde que tenía 2 años juega a ser director de orquesta. Así que en casa hemos intentado favorecerle el acceso a la música y a los estudios musicales. 7 años después de descubrirle esta pasión, ha hecho el acceso al conservatorio de música. Sacó muy buena nota en el examen de ingreso y ha podido elegir. No el instrumento que quería (no salieron plazas de oboe), pero si su segunda opción (flauta travesera).

Pero no ha sido así para todos los niños que se presentaron. Los recortes han obligado a ofertar solo 16 plazas para los 59 que optaban a instrumento.

Ante el evidente descontento general, me sorprendían las palabras de los padres a sus desilusionados hijos: "¡No ha servido para nada que hicieras el examen!" "¡Qué desperdicio de esfuerzo, de tiempo y de dinero!", etc, etc, etc.

No puedo estar más en desacuerdo con estas palabras.

Si, mi hijo tuvo la recompensa a su esfuerzo. Pero si hubiera sido de los que se quedaron sin plaza, mis palabras habrían sido las mismas: "Enhorabuena por tu trabajo y tu esfuerzo. Esta vez no has conseguido plaza, pero has dado los pasos necesarios para perseguir tu sueño. Y eso, nunca es en vano. Sigue luchando. Vendrán sacrificios y desencantos, pero conseguir hacer realidad y vida un sueño es costoso. Si de verdad lo deseas, no te desanimes. ¡Adelante! Este es solo un escalón más en el camino. Estamos contigo en ello. Seguiremos trabajando."

Rafa Nadal también perdió muchos partidos antes de ganar un Roland Garrós.